jueves, 30 de abril de 2020

ABECOR Y OTROS… ¿DIBUJANTES CRÍTICOS?


Ilustración de Abel Bellido Córdova, en respuesta a las amenazas
de muerte que recibió. 

Quya Reyna (Reyna Suñagua)
30 de abril de 2020

 "El dibujante tiene una responsabilidad, ya que tiene que saber conjugar esta pasión y conocer los límites. Hay momentos en los cuales hay que hacer el balance entre lo que uno siente y lo que dice el pueblo, lo que se siente personalmente y lo que quisiéramos ver impreso" (Plantu).



No soy muy experta en viñetas, pero por mucho tiempo he seguido de cerca el trabajo de caricaturistas e ilustradores nacionales e internacionales, porque me interesa mucho el trabajo de los dibujantes. La viñeta política, por ejemplo, es la que más me agrada ver, porque te muestra una lectura de la coyuntura en base al gráfico y al análisis político, también en base a la crítica y la sátira o el humor (aunque estos últimos no necesariamente). 

Aquí daré algunas apreciaciones sobre el trabajo de Abecor (Abel Bellido Córdova), pero  también de otros ilustradores y caricaturistas, la misma fue escrita desde mi perspectiva sobre estos trabajos y no desde un enfoque técnico de la ilustración o el dibujo. Además, entendiéndolo desde el ámbito periodístico como género de opinión. 

Vamos a ver, la caricatura política es un arma de crítica que viaja en segundos para persuadir al que la consume. La velocidad del mensaje permite que incluso la imagen pueda ser mucho más potente que un artículo, porque simplifica una idea. Sin embargo, no se libra de  caer en estigmas sociales, bajo la excusa de la “libertad de expresión”. El trabajo del caricaturista, en muchos países, se ha visto censurado por motivos políticos (cuestionando al poder), pero hay que comprender también que algunos han sido censurados por racistas, sexistas, etc. o han sido criticados por tener una perspectiva de la coyuntura muy discriminadora. 

Las caricaturas políticas de John Tinney McCutcheon, por ejemplo, han sido muy populares en los 90' en Estados Unidos, pero ¿por qué? Sus caricaturas reflejaban el "espíritu norteamericano" y su visión del "otro" en aquella época. Los gráficos estigmatizaban a la Revolución Mexicana como un movimiento sin conciencia política, reduciéndolos a una amenaza. Las caricaturas contenían una tendencia racista, ya que mostraba a los mexicanos como “bárbaros” o “salvajes” ¿les parece familiar esta situación? Bueno, en sus dibujos se podía ver al país norteamericano, representado en el Tío Sam, como alguien pacífico, pero un mexicano era retratado como un ignorante, salvaje, borracho o flojo, negándose a la “paz” o la "civilización". La "crítica" de este caricaturista sobre la insurrección mexicana sólo era la representación de un estereotipo racista, basada en un discurso dominante que en aquel tiempo veía a los mexicanos así.

Caricatura de John Tinney McCutcheon

Imágenes: Tomadas del libro Imperio, Revolución y Caricaturas


Juan Manuel Aurrecoechea, historiador mexicano, explica por qué el discurso de aquel viñetista fue normalizado por él. Este es un fragmento de un articulo denominado John Tinney McCutcheon caricaturiza Mexico bárbaro, escrito por  Luis Carlos Sánchez: "es una construcción histórica que tiene que ver con muchos discursos y de la cual McCutcheon participa, él lo hace con una ideología natural. Sí, es un conspirador, tiene un plan maquiavélico y está muy consciente de lo que hace, pero además está convencido de que eso es lo lógico".

Vamos a ver aquí un ejemplo de las caricaturas de Lusbel, caricaturista de el periódico El Diario, que puede ser considerado muy de la tendencia de McCutcheon. Quizás esta siguiente caricatura parezca irónica (Añez con el ave de la paz y con un látigo), pero no, no la es, porque si ven las caricaturas de Lusbel en el conflicto de noviembre, entenderán que sus caricaturas estigmatizaron todo el tiempo las movilizaciones de El Alto como una amenaza o como una movilización "manipulada". Así que su tendencia es más de mostrar a Añez como el equilibrio entre la paz y el orden hacia los "sediciosos". 

Publicado el 20 de noviembre del 2019.







He aquí otra caricatura de Lusbel que cae también en la estigmatización sobre las personas que querían la aprobación de una Ley de Garantías. Lo simplista en esto es que Lusbel no leyó la propuesta de ley, ni siquiera la critica como tal (porque se podía cuestionar esta ley de muchas formas), sino que cae en los rumores y en el discurso dominante del oficialismo que decía a gritos que esto era una ley para darle impunidad al masismo. Pero más allá de eso, la caricatura cae en la promoción del barbarismo del "otro". Esto es típico cuando los y las caricaturistas tienen un escaso entendimiento de la coyuntura, tienden a  denigrar al otro como inferior, con simbolismos gráficos. ¡Ojo! Lusbel ya tuvo una denuncia por Ni una Menos en 2016, por caricaturas machistas.

Publicado el 19 de enero de 2020.




Es que las caricaturas no por ser de un artista, se salvan de caer en el simplismo de los estigmas raciales y Disney es una muestra clara de ello en su película "Fantasía" (1940), en donde las personas negras son totalmente estigmatizadas como sirvientes de los potrillos blancos y rubios. Otro ejemplo es la portada del libro "La historias del pequeño negrito Sambo" (1899), conocido por sus imágenes racistas y exageraciones físicas del niño negro. El problema es que se les asocia a los monos, como forma de deshumanización. Algo que incluso se vio en partidos de fútbol en donde se les gritaba "mono" o se lanzaba bananas a jugadores negros. 

Película "Fantasía" (1940).

"La historias del pequeño negrito Sambo" (1899)

En Bolivia, se le dice "llama" a las personas con rasgos indígenas o se les dice salvajes, o  peor, se hace burla de su forma de hablar con la frase de "awra she, guirra ciwil". Y esto normalizado, no sólo en las redes sociales, sino también en los ilustradores, que en el conflicto del año pasado, ya generaban imágenes e incluso memes al estilo más racista. 

Esta imagen seguro la has visto en muchos lados, la usan para burlarse de la población aymara o alteña.  Es una de las ilustraciones de Luigi Cabrera. Las proporciones y detalles que le da a su dibujo no son casuales, son exageraciones, para aparentarle una deshumanización: ¿a qué se puede asociar esta dibujo? ¿Les suena la palabra "orcomasistas"? Por suerte de muchos racistas, hay ilustradores así, para usar su trabajo y reproducir estos conceptos racistas, sin que reciban ningún tipo de sanción. Además que esta ilustración estigmatiza a una población hacia una tendencia partidista, típica perspectiva miope de algunos artistas. 

Publicado el 6 de noviembre de 2019.


A partir de las ilustraciones o memes, es que se ha reforzado o se refuerza estigmas racistas. Aquí otro trabajo, que no es una ilustración, pero es de una ilustradora, se llama Rafaela Rada. Este trabajo cae en la misma estigmatización de las personas movilizadas en noviembre del año pasado, al estilo McCutcheon, tratándolos de cavernícolas salvajes o como ella escribe "peligrosamente ignorantes y violentos". Me enteré que pronto sacará un cómic inspirado en Túpac Katari y Bartolina Sisa, pues algo así me imagino la portada. 


Publicado el 10 de noviembre de 2019. 

Bajo esto, es que Daniel Navarro Granados, mexicano profesional en Filosofía y Letras, analizó, en un artículo, los estereotipos sobre extranjeros, reproducidos en el periódico El Universal (México). Su investigación se llama ESTEREOTIPOS, XENOFOBIA Y RACISMO EN EL HUMORISMO GRÁFICO DE EL UNIVERSAL (MÉXICO, 1924-1932).


"Lo que unía a todas las representaciones del negro no era una procedencia específica ni un atuendo particular sino su color de piel; y las bromas de las que eran objeto no hacían referencia a una pertenencia nacional sino a su adscripción racial. La representación física de los negros reproducía además rasgos pertenecientes a un estereotipo importado. Sus rasgos faciales eran notablemente exagerados, tenían labios prominentes y una simplicidad en sus expresiones que remarcaba el carácter primitivo que se le asignaba a esa población", recalca Navarro.


Quizá los dibujantes o la prensa se muestran imparciales o repiten que lo son, pero siguen siendo la herramienta para perpetuar un sistema estructural de estigmas raciales que, si bien antes parecían superados en la era de Morales, ahora se desataron con mayor potencia estos días y con menos regulación. 

He aquí que Navarro identifica los aspectos que más resaltaban en la prensa para configurar al otro: "Las representaciones de los extranjeros en las caricaturas e historietas de El Universal fueron construidas alrededor de cuatro coordenadas: su indumentaria y rasgos físicos característicos, formas particulares de hablar el español, su identificación con oficios específicos y la encarnación de valores morales". 


Publicado el 24 de noviembre de 2019. 

 En caso de los movilizados en El Alto, los caricaturistas los graficaban con los más bajos valores morales, relacionados a la delincuencia o el salvajismo,  especificando su forma de hablar y vestir, e incluso una forma de ser, como el típico "indio pagado". Este tipo de perspectiva cedía ante un análisis más profundo del panorama y se volvía a reproducir la estigmatización social que predominaba en la opinión pública. Algo que, al parecer, también penetró en las hojas blancas de varios caricaturistas, que se suponen deberían ser críticos y no repetidores de ideas, como lo hace Javier Menchaca en esta anterior caricatura.

En esta caricatura, por ejemplo, se puede notar que los pasantes en Patacamaya, culpados de haber hecho su preste en plena cuarentena, están conviviendo con el Coronavirus. Esta versión de los hechos venía desde el gobierno, pero se repetía sin el más mínimo cuestionamiento, cuando el preste se realizó a partir del 12 hasta el 16 de marzo, según la invitación que se compartía en redes sociales: el momento en el que se suspendieron las clases a nivel nacional y se tomaron algunas medidas. Sin embargo, no había cuarentena total aún. Eso se ejerció recién el 22 de marzo, pero Menchaca sigue reproduciendo la "versión oficial" del gobierno y realiza un trabajo con estigmas de valor moral en los personajes de su dibujo (todos son unos borrachos), pero no dibujó nada acerca del cura enfermo que se paseó por varias iglesias sin el mínimo cuidado, o de las iglesias en la zona sur que seguían dando misa en la primera etapa de la cuarentena.  



Publicado el 11 de abril de 2020.


Ahora sí, hablemos de Abel Bellido Córdova (Abecor), humorista gráfico, aunque muy poco de humor veo en su trabajo. Personalmente admito que alguna vez me gustó su arte, pero de a poco hubo un desencantamiento por sus conceptos trillados y su "fanatismo" por el antimasismo, algo que, considero, ha disminuido su calidad como un analista crítico.


Veamos estas imágenes de Abecor que, pienso, han caído en los estigmas y el chismerío político de la "versión dominante" sobre el otro. 



Publicado el 7 de abril de 2020. 

Veamos, la versión oficial del gobierno cuando salieron a manifestarse gente en Riberalta y de otros lugares del país era que estas movilizaciones en contra de la cuarentena eran lideradas por masistas. Por otra parte, los estigmas sociales centrados en que las personas que desacatan la cuarentena son unos ignorantes, predominaba la opinión social y política, pero es porque se refuerza esta idea a partir del discurso del oficialismo, que lo reduce a esa visión. Es que es una conclusión muy simplista y facilona, en donde se puede caer fácilmente ¿Qué hizo Abecor? Pues nada, que reprodujo la misma versión de estos líderes del poder y del conjunto social, reforzando el discurso de "ignorancia" sobre el "desobediente" y claramente se lo puede ver en este dibujo. Y es que estas movilizaciones se han dado a nivel mundial. El hambre y la pobreza no son masistas, son humanas, y las movilizaciones o saqueos en otros países y este, van más allá del discurso de "ignorancia". Pero bueno... ahí tienen a Abecor dibujando cabezas huecas a los "rebeldes sin causa" ¡Qué análisis tan profundo!

"¿Qué tenemos que hacer los caricaturistas críticos? Para tener algo que criticar, tienes que estar muy bien informado (...) La información es un bien común y se necesita para la toma de decisiones y si nos volvemos cómplices de mentiras, de verdades a medias, ¿qué va a pasar? Vamos a tomar decisiones equivocadas (…) Y yo no quiero estar del lado de las personas que quieren verle la cara a la gente", decía Rapé (Rafael Pineda), caricaturista mexicano en una entrevista en TV UNAM.


¿Por qué las siguientes caricaturas han molestado a la población?:



Publicado el 17 de abril de 2020. 




Publicado el 18 de abril de 2020. 

Porque repite las mismas palabras facilonas de los que están en el poder: "la irresponsabilidad es el virus" y casi siempre los "irresponsables" son la gente que más necesita salir o que más inconformes están con la cuarentena, porque son gente de escasos recursos. Yo no estoy de acuerdo con que se haya botado a los policias de Shinahota, pero la gente sigue susceptible por la muerte de sus compañeros en Sacaba el año pasado. Y ¿de quién es la culpa? ¿De ellos? Pienso que si Abecor fuese un potente crítico iría más allá de ponerle una cara de coronavirus a todo aquel que responda contra el gobierno. Además,  dibujar como el virus siempre a gente del Trópico de Cochabamba o a mujeres de pollera, pues reproduce los mismos estigmas racistas con los que varios caricaturistas han seguido y siguen reforzando la inferiorización del otro. No hay nada más cómodo que reproducir la versión del poder sin cuestionarla.


"Ahora todos se suben al carro de la crítica, pero casi nadie dijo algo cuando la chica del video (Stephanie Herela) salió en la prensa argumentando que debido a la ignorancia de los bolivianos, se debía militarizar el país (El Deber, 28 de marzo). Todos parecían de acuerdo con la lógica de que la a pobreza se la combate con palo y violencia. Claro, siempre y cuando el ignorante sea el otro. El del barrio pobre, el inmigrante, el narcoterrorista. Esa horda de otros que no dejan construir a los buenos, los que entienden, los que siguen los mandatos sociales para mantener los privilegios en su lugar de siempre". Fragmento del artículo "La sociedad de Herelas: de la pornomiseria a la pornocaridad", de Rolando Aparicio. Si en estos días alguien desobedece la cuarentena, lo más común es que Abecor le ponga una cara de coronavirus, y bueno... su trabajo se ha vuelto predecible. 

Hay muchas más caticaturas, memes o ilustraciones que puedo mostrar como ejemplos, pero la cantidad no es el punto, el punto es lo preocupante de la viñeta política, como el trabajo periodístico, ya que han reducido su visión de investigación a solo seguir un discurso sin el abordaje del tema con más profundidad. Se sigue la línea que el gobierno y su "versión oficial" determinen, eso pasa y eso es grave, porque quiérase o no, los medios tienen el poder de dirigir la opinión pública a donde se les plazca, y pueden, con intenciones o sin ellas, normalizar el discurso racista.  Y esto se ha ido desarrollando desde el conflicto del año pasado, sin ningún tipo de cuestionamiento ni desde los mismos caricaturistas o los medios de prensa y tampoco desde las instancias gubernamentales.  


Pero... pero, con esto no quiero manifestar que estoy a favor de que amenacen a los caricaturistas o dibujantes, como pasó con Abecor o Al-Azar, porque tienen la libertad de pensar y opinar diferente y está bien. Lo que muestro aquí es una forma de entender estos trabajos a partir de lo que la historia ha naturalizado  y lo que se está naturalizando peligrosamente ahora en Bolivia.

La crítica social no es un don de solo periodistas o humoristas gráficos, es algo que todos tenemos, pero que debe ser reforzado con información y un análisis más profundo. Varios caricaturistas a nivel mundial han cometido errores, incluso sin darse cuenta han caído en estigmas racistas. Su trabajo no deja de ser importante para el lente de la crítica, pero el trabajo ya no se esfuerza mucho en mostrar otro enfoque o alternativa, sino que repite el mismo discurso del poder.

Porque como dijo Abecor alguna vez: "el caricaturista interpela mucho más. No es el concepto de humor al que directamente apunta, sino que interpela, hace una especie de mirada de otro tipo". ¡Ojo! Lo dijo Abecor, me parece una frase muy potente, pero el reto es cómo lograr la interpelación sin llegar a la estigmatización y los estereotipos raciales. 


Una frase que me parece imprescindible es la de Plantu (Jean Plantureux) caricaturista francés: "una caricatura puede hacer reír, provocar indignación o sorpresa. Pero siempre tiene que generar una sensación. A veces, es una declaración orgullosa de principios".  

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